Todo el mundo que tenga estima de su pueblo, de su lengua, costumbres y culturas es nacionalista. La persona que ama lo que ha aprendido, tiene una nación, un pueblo de referencia. Una persona sin nación es una persona sin identidad. Está alienada. En las grandes ciudades por ejemplo, es típico ver a muchas personas que viniendo de otros países o quizás incluso de un medio rural, se encuentran alienadas. No es poco común encontrar que ellas mismas rehúsan tener continuidad con su biografía personal y sus raíces. Quizás se sienten avergonzados de venir de donde vienen y por ello prefieren esconderlo y quizás olvidarlo. Pagan entonces un precio muy caro. Pierden su memoria, y lo que son.
La realidad humana no se organiza en abstracto. Pensamos con un idioma, sentimos con una cultura y entendemos el mundo con una filosofía particular. Desgraciadamente, desde que a los Reyes Católicos se les ocurrió la desgracia de prohibir religiones, culturas y formas de pensar, hay muchos que los han imitado después. Franco (y sus nietos políticos) en la Península Ibérica ha sido uno de los últimos. Estas gentes han intentado uniformar a todos los pueblos ibéricos sin contar con ellos, considerando por ejemplo, que es aberrante hablar andaluz, catalán o gallego, y convirtiendo en algo vergonzoso el flamenco, o cualquier muestra de expresión que no sea católicamente aceptable. Todas esta propaganda persiste en la democracia, y hace que los andaluces se sienta avergonzados de ser lo que son, y que escondan su forma de expresarse y de este modo se alienen y se conviertan a esta cultura centralizada y hortera llamada cultura española. Se suele decir que el andaluz rico mira a Madrid y el pobre a Barcelona.¡Qué pena!
Nadie se acuerda ya que el gobierno de UCD encabezado por Adolfo Suárez quiso evitar que los andaluces tuvieramos nuestro estatuto de Autonomía, y que nos costó mucho conseguir nuestro parlamento. En el artículo 1 de nuestro Estatuto se reconoce la existencia de la Nación Andaluza. Todo lo que parece hoy obvio costó sangre sólo hace unos años. Todo esto hay que mantenerlo. ¿Acaso cualquier andaluz sabría siquiera que existe tal estatuto?.
Ser nacionalista significa mantener una identidad. Ser nacionalista andaluz, significa luchar contra la sistemática opresión y olvido del pueblo andaluz. Ser nacionalista andaluz implica un comportamiento proactivo en favor de la autodeterminación de Andalucía. En suma, ser andaluz significa luchar contra viento y marea, contra la constante tentación de sucumbir a al plato de lentejas caducadas que ofrece España, Estados Unidos o cualquier país opresor.

Una cuestión a aclarar respecto al nacionalismo es que yo creo que el nacionalismo andaluz es una actitud política que es más reactiva que activa. Porque el nacionalismo andaluz es el resultado de la acción opresora externa. El nacionalismo andaluz no puede existir como tal sin la opresión del Estado Español, que ejerce de nacionalismo opresor, igual que el nacionalismo palestino, o el nacionalismo de cualquier país oprimido. Por cada nacionalismo rebelde, existe un nacionalismo que pisotea. El claro ejemplo es el de Estados Unidos. De modo que mientras que existan grupos con intereses ajenos a los nuestros y que ejerzan una presión o influencia sobre nosotros que esté al margen de los valores democráticos entonces tendrá que haber nacionalismo andaluz. No nos interesa ser ciudadanos españoles de tercera categoría. No nos interesa que nos inviten al club de los españoles para limpiarles a ellos los zapatos, no gracias.